Hora tras hora, día tras día,
Entre el cielo y la tierra que quedan
Eternos vigías,
Como torrente que se despeña
Pasa la vida.
Devolvedle a la flor su perfume
Después de marchita;
De las ondas que besan la playa
Y que una tras otra besándola expiran
Recoged los rumores, las quejas,
Y en planchas de bronce grabad su armonía.
Tiempos que fueron, llantos y risas,
Negros tormentos, dulces mentiras,
¡Ay!, ¿en dónde su rastro dejaron,
En dónde, alma mía?
martes, 24 de febrero de 2015
lunes, 23 de febrero de 2015
Galerna (Óleo 40 x 30)
Esa nube fue y se fue.
¡Qué limpio ha dejado el aire
la pureza de ese ser
que existió para negarse!
Francisco Pino
¡Qué limpio ha dejado el aire
la pureza de ese ser
que existió para negarse!
Francisco Pino
jueves, 19 de febrero de 2015
Brisa Nocturna (Óleo 40 x 30)
Mientras tú duermes yo escribo
una canción llena de fuegos provocados
por un pirómano al que llaman Deseo
Noches sin final
Noches de incendio
en las que nos consumimos sin remedio
En lo último
sólo las brasas ardiendo de nuevo
en una espiral infinita
que en mí termina
para volver a empezar de nuevo
Mientras tú duermes yo escribo
sobre las hojas que danzan al viento
en el bosque encantado de tus sueños.
Nieves Collantes
una canción llena de fuegos provocados
por un pirómano al que llaman Deseo
Noches sin final
Noches de incendio
en las que nos consumimos sin remedio
En lo último
sólo las brasas ardiendo de nuevo
en una espiral infinita
que en mí termina
para volver a empezar de nuevo
Mientras tú duermes yo escribo
sobre las hojas que danzan al viento
en el bosque encantado de tus sueños.
Nieves Collantes
martes, 17 de febrero de 2015
Brisa (Óleo 40 x 30)
Entre
la brisa del mar, bañados por la olas sentí tu cuerpo tus besos y el
licor del amor nos embriagaba de pasión, el agua que se confundía con
la suavidad de tu piel , tu pelo negro mezclándose con mis hombros al
devorarnos a besos, sucumbiendo ante el amor y el atardecer que se
despedía del Día para regalarme una noche junto a ti, como olvidarte si
el mar te recuerda, si las olas sin ti no me acarician.
Juan Rodriguez Calvo
lunes, 16 de febrero de 2015
Alma (Óleo 60 x 50)
Solo allí la encuentro si la pierdo
Entre el rumor del río y la montaña
Vive la luz en el crepitar del fuego
mis manos se calientan
en sus brasas
Sólo allí mi descuidada vida
encuentra la paz tan olvidada
El tiempo se detiene y los sonidos
atenuados llegan a la cama
donde la vida late en cada gesto
Y es lo mismo soñar y estar despierto.
Nieves Collantes
Entre el rumor del río y la montaña
Vive la luz en el crepitar del fuego
mis manos se calientan
en sus brasas
Sólo allí mi descuidada vida
encuentra la paz tan olvidada
El tiempo se detiene y los sonidos
atenuados llegan a la cama
donde la vida late en cada gesto
Y es lo mismo soñar y estar despierto.
Nieves Collantes
miércoles, 11 de febrero de 2015
En mi Ventana (Óleo 60 x 38)
De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
quién sabe qué consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos
está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire más piedritas
abriré la ventana
abriré la ventana.
Mario Benedetti
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
quién sabe qué consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos
está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire más piedritas
abriré la ventana
abriré la ventana.
Mario Benedetti
sábado, 7 de febrero de 2015
Horadada (Óleo 30 x 23)
NECESITO del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navios.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.
Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.
Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navios.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.
Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.
Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.
Pablo Neruda
Suscribirse a:
Entradas (Atom)