miércoles, 7 de octubre de 2015

Bisonte (Óleo sobre Lienzo 34x23)

La cueva de Altamira alberga una de las manifestaciones artísticas más extraordinarias del arte paleolítico. Se encuentra en lo alto de una colina en el municipio de Santillana del Mar (Cantabria) desde donde se puede contemplar el paisaje montañoso de la Cordillera Cantábrica y las suaves colinas del litoral.
Se trata de una cueva de dimensiones reducidas pero que en época Paleolítica contaba con una amplia zona vestibular donde se desarrollaba la vida cotidiana de los grupos de cazadores recolectores. Un desprendimiento clausuró este espacio hace 13.000 años e imposibilitó el acceso a la cueva hasta su descubrimiento para la sociedad contemporánea en el siglo XIX. Los desprendimientos fueron habituales durante la Prehistoria y hasta los años treinta del siglo XX debido a las características geológicas de la cueva; desde entonces se han llevado a cabo acciones para la conservación de la cueva y el patrimonio que alberga.

Marcelino Sanz de Sautuola fue el descubridor de las pinturas y quien puso de manifiesto su excepcional valor en 1879. La espectacularidad de las pinturas implicaba el reconocimiento de la capacidad y destreza artística de nuestros antepasados paleolíticos; era la primera vez que se atribuía esta habilidad a las gentes de la Prehistoria. La comunidad científica, sin embargo, no aceptó la originalidad de las pinturas hasta 1902 (después de que se produjeran) tras los descubrimientos de algunas cuevas con
arte rupestre paleolítico en Francia.
Desde entonces la cueva de Altamira se ha convertido en un icono para la sociedad, un lugar donde descubrir el inicio de nuestra historia a través de una de las más extraordinarias creaciones artísticas, el primer arte de la Humanidad.
Sin embargo, la fragilidad del arte rupestre ha hecho que desde el principio existieran riesgos para la conservación de las pinturas. Por un lado la estructura geológica de la cueva y por otro, la alta presencia de visitantes, llegando a los 170.000 anuales en los años 70, hizo temer su preservación.
En 1979 se produce el primer cierre de la cueva y ese mismo año se crea el Museo Nacional y Centro de Investigación Altamira encargado de la conservación, investigación y difusión de la cueva. Se trata de un Museo de titularidad estatal dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
En 1982 se reabre la cueva con un régimen de visitas restringido a 8.500 visitantes anuales. Desde 2002, la cueva se encuentra nuevamente cerrada al público. En la actualidad se está desarrollando a cabo un programa de investigación que determinará la posibilidad de establecer un régimen de visitas que no afecte la conservación del arte de Altamira.
La cueva de Altamira desde 1985 está inscrita en la Lista Mundial de Patrimonio respaldada por Unesco. En 2008 se incluyeron en la lista y como ampliación de la categoría de Altamira otras 17 cuevas del norte de España y aparece en la Lista como La cueva de Altamira y el arte rupestre paleolítico del norte de España.

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