Solo duerme mi cuerpo y deslizo del mismo
otro cuerpo. Otros ojos. Incluso desdoblo
del cielo otro cielo y entonces el mapa aparece.
Tu mi cielo. Yo no te he olvidado. La cruz del sur
señala la tumba que brilla sobre mi cabeza.
Tengo que velarte. Como se velan los seres
que nunca existieron. Te inventó una niña
tan solo para enamorarme. Y esta noche en
que duermo despierto por llevarte soles.
Al ir a tu encuentro tu cuerpo que pende dormido
despierta y se enciende de nuevas estrellas.
Las que me iluminan ahora para que te suelte.
Mauricio Escribano.
Mauricio Escribano.
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