Te vi cuando te hundías impotente
después de tanto orgullo contenido,
el agua pudo más que tu inclemente
criterio de vivir sin un sentido.
Y todo se murió en tu porfía
de ser inigualable como el cielo,
entraste en la profundidad de tu gonía
hundiéndote hasta el fondo de los suelos.
Te fuiste y te llevaste la grandeza,
el lujo, la apariencia y la elegancia
de un barco que escondía la pobreza
de ser sólo un avaro en su ganancia.
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