viernes, 12 de diciembre de 2014

Calma (Pastel 42 x 30)

El cielo está puro,
la noche tranquila,
y plácida reina
la calma en el mar.

En su campo inmenso
el aire dormido
la flámula inmóvil
no puede agitar.

Ninguna brisa
llena las velas,
ni alza las ondas
viento vivaz.

En el Oriente
débil meteoro
brilla y disípase
leve, fugaz.

Su ebúrneo semblante
nos muestra la luna,
y en torno la ciñe
corona de luz.

El brillo sereno
argenta las nubes
quitando a la noche
su pardo capuz.

Y las estrellas,
cual puntos de oro,
en todo el cielo
vense brillar.


Como un espejo
terso, bruñido,
las luces trémulas
refleja el mar.

La calma profunda
de aire, mar y cielo
al ánimo inspira
dulce meditar.

Angustias y afanes
de la triste vida,
mi llagado pecho
quiere descansar.

Astros eternos
lámparas dignas
que ornáis el templo
del Hacedor.

Sedme la imagen
de su grandeza
que lleve al ánima
santo pavor.

¡Oh piloto! La nave prepara:
a seguir tu derrota disponte,
que en el puro, lejano horizonte
se levanta la brisa del sur:
y la zona que oscura lo ciñe
cual la luz presurosa se tiende,
y del mar, cuyo espejo se hiende,
muy más bello parece el azul.


autógrafo
José María Heredia

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