Juego de prados verdes y rocas antiguas,
De barcas de pesca y marisquerías,
Del paseo un mirador al mar si está tranquila.
Olas cóncavas agitadas en nubes altas,
Empujadas por finas arenas de ventisca,
Hoy chocan en las rocas de su playa,
Y en la Maruca un barco arría.
Tres pescadores bajan la pesca,
Desafiando las inclemencias del día,
Llegan hasta la Posada Del Mar,
Y entran mojados en su cocina.
Se expande el olor de la fritura,
Entre cristales salpicados de lluvia,
Vislumbrado una encimera repleta,
De buena parrillada de sardinas.
Las vacas cercanas rehúyen el agua,
Por el prado encima de la orilla,
En una pared se resguardan,
Esperando que calme la mar bravía.
Las caracolas y conchas bailan,
Mecidas de espumas frías,
Esperando que salga el sol del día,
El faro a esta hora es una luz mortecina.
Regresan las tres amigas empapadas,
Araceli, Mariuca y Cristina,
Con fotografías y la bolsa llena de chirlas,
Sus pisadas entre regatos de mar son oídas.
No hay muralla poderosa que contenga,
La grandeza del mar sintiéndose fiera,
Y en la Maruca es poderosa y bella,
Alza su espectáculo en esplendor de belleza.
Mariluz
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