En el municipio de Valdeolea se localizan ocho menhires 
que los hacen únicos ya que se ha discutido la funcionalidad y 
significado de estas grandes moles.
    Un megalito es una construcción prehistórica, 
consistente en una piedra alargada colocada verticalmente ocasionalmente
 antropomorfa y su principal función era rendir culto al Sol. Fue una de
 las primeras construcciones de la humanidad.
 El sendero de Valdeolea es  un pequeño recorrido que, 
partiendo de Mataporquera, atraviesa el valle en busca de los 
majestuosos monolitos lo que permite descubrir parajes de ensueño y 
rincones bucólicos. Hace unos 5.000 años, grupos de gentes del Neolítico
 se establecieron en la zona de Valdeolea y dejaron como mudos testigos 
de su presencia los megalitos que hoy en día se pueden admirar.
Los menhires de Valdeolea reúnen una serie de 
características especiales que los hacen incomparables con respecto a 
otros conjuntos megalíticos de la Península Ibérica. En primer lugar 
destaca el hecho de que estas moles están asentadas sobre zonas calizas 
pese a estar labrados en piedra arenisca, lo que lleva a pensar sobre la
 manera en que transportaron estas moles de hasta cinco toneladas, como 
el menhir El Cabezudo, que con 4,85 metros es el más alto. Hay que tener
 en cuenta los medios disponibles hace cinco milenios.
Su alineación casi en línea recta en dirección 
sureste-noroeste que, curiosamente, es casi coincidente con la derrota 
solar durante el solsticio de verano. Este dato ha llevado a algunos a 
pensar en un posible culto al Astro Rey. Otros abogan por un significado
 más funcional y explican su ubicación simplemente como delimitación 
territorial entre estos pueblos neolíticos. De hecho, algunos de estos 
menhires fueron  utilizados en época medieval o moderna para dividir los
 terrenos de algunos pueblos como ocurre con los menhires de Piedrahita,
 en Mataporquera, y El Cabezudo, en Las Quintanillas. Estas divisiones 
se constatan en las cruces que se grabaron sobre algunas caras de los 
menhires.
En otros casos, estas señales se explican por el afán 
cristianizador de la iglesia de elementos de culto pagano como en el 
caso de los monolitos de La Matorra y La Puentecilla. 
Y en relación al menhir de La Puentecilla cabe decir de 
él que presenta también un grabado que algún experto interpreta como una
 posible representación esquemática de un carro. En las inmediaciones de
 Reinosilla se han hallado tres menhires más: el de  Puente, la laja 
Metálica y Peñahincada. Las dos primeras estructuras son dos lajas que 
actualmente sirven de rudimentarios puentes sobre un arroyo, mientras 
que sobre Peñahincada, también conocido como Piedra de Sansón, la 
leyenda dice que el legendario forzudo lo lanzó desde un alto cercano al
 valle y quedó clavado en el lugar en el que se ubica actualmente.
Esta ruta de unos 13 kilómetros se encuentra enclavada 
entre Mataporquera, capital municipal de Valdeolea, y Mata de Hoz, y 
curiosamente se accede a la misma desde la iglesia de Santa Eulalia, 
para comenzar ahí un camino que lleva a visitar uno de los itinerarios 
más fascinantes de la Cantabria mágica. 
El hecho de que las piezas megalíticas hubieran perdido 
su función básica de hito en el territorio, y que además fueran de 
piedra arenisca, muy valorada para la realización de sillares, había 
provocado un proceso de degradación, que sumado a las afecciones propias
 de la acción meteorológica y biológica, provocaron una situación un 
tanto alarmante, con procesos de pérdida de material areniscoso en las 
superficies, afecciones por formación de colonias de líquenes, e incluso
 fracturaciones intencionadas debidas a la acción de personas que sólo 
veían en ellos material de construcción.
La recuperación promovida por la Asociación para la 
Defensa de Valdeolea (Adeval) ha permitido devolver el carácter de hitos
 en el paisaje a estas estructuras pétreas, además de efectuar una 
puesta al día de sus condiciones de conservación. Además, se ha 
potenciado el conocimiento y respeto de estos elementos entre la 
población del municipio, cuestión de enorme importancia, y se ha 
conformado un destino cultural de interés para el visitante con esta 
ruta de los menhires.
El proyecto persigue una serie de objetivos encaminados a
 la protección y conservación del conjunto de menhires del municipio de 
Valdeolea y a su puesta en valor como un activo cultural de primera 
línea, a escala municipal y regional.
Con ello se pretende, a la vez que se han puesto los 
medios para que estos elementos megalíticos no siguieran degradándose, 
la creación de una primera oferta consolidada de turismo cultural en 
Valdeolea, la cual deberá completarse en el futuro con la puesta en 
marcha de otros proyectos similares en las diversas manifestaciones 
arqueológicas e histórico artísticas que alberga el municipio.  El 
significado de los menhires de Valdeolea continúan siendo una incógnita. 
                Maxi de la Peña 
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