lunes, 24 de noviembre de 2014

Menhir en Valdeolea (Acuarela 32 x 23)

En el municipio de Valdeolea se localizan ocho menhires que los hacen únicos ya que se ha discutido la funcionalidad y significado de estas grandes moles.

Un megalito es una construcción prehistórica, consistente en una piedra alargada colocada verticalmente ocasionalmente antropomorfa y su principal función era rendir culto al Sol. Fue una de las primeras construcciones de la humanidad.

El sendero de Valdeolea es un pequeño recorrido que, partiendo de Mataporquera, atraviesa el valle en busca de los majestuosos monolitos lo que permite descubrir parajes de ensueño y rincones bucólicos. Hace unos 5.000 años, grupos de gentes del Neolítico se establecieron en la zona de Valdeolea y dejaron como mudos testigos de su presencia los megalitos que hoy en día se pueden admirar.

Los menhires de Valdeolea reúnen una serie de características especiales que los hacen incomparables con respecto a otros conjuntos megalíticos de la Península Ibérica. En primer lugar destaca el hecho de que estas moles están asentadas sobre zonas calizas pese a estar labrados en piedra arenisca, lo que lleva a pensar sobre la manera en que transportaron estas moles de hasta cinco toneladas, como el menhir El Cabezudo, que con 4,85 metros es el más alto. Hay que tener en cuenta los medios disponibles hace cinco milenios.

Su alineación casi en línea recta en dirección sureste-noroeste que, curiosamente, es casi coincidente con la derrota solar durante el solsticio de verano. Este dato ha llevado a algunos a pensar en un posible culto al Astro Rey. Otros abogan por un significado más funcional y explican su ubicación simplemente como delimitación territorial entre estos pueblos neolíticos. De hecho, algunos de estos menhires fueron utilizados en época medieval o moderna para dividir los terrenos de algunos pueblos como ocurre con los menhires de Piedrahita, en Mataporquera, y El Cabezudo, en Las Quintanillas. Estas divisiones se constatan en las cruces que se grabaron sobre algunas caras de los menhires.

En otros casos, estas señales se explican por el afán cristianizador de la iglesia de elementos de culto pagano como en el caso de los monolitos de La Matorra y La Puentecilla.

Y en relación al menhir de La Puentecilla cabe decir de él que presenta también un grabado que algún experto interpreta como una posible representación esquemática de un carro. En las inmediaciones de Reinosilla se han hallado tres menhires más: el de Puente, la laja Metálica y Peñahincada. Las dos primeras estructuras son dos lajas que actualmente sirven de rudimentarios puentes sobre un arroyo, mientras que sobre Peñahincada, también conocido como Piedra de Sansón, la leyenda dice que el legendario forzudo lo lanzó desde un alto cercano al valle y quedó clavado en el lugar en el que se ubica actualmente.

Esta ruta de unos 13 kilómetros se encuentra enclavada entre Mataporquera, capital municipal de Valdeolea, y Mata de Hoz, y curiosamente se accede a la misma desde la iglesia de Santa Eulalia, para comenzar ahí un camino que lleva a visitar uno de los itinerarios más fascinantes de la Cantabria mágica.

El hecho de que las piezas megalíticas hubieran perdido su función básica de hito en el territorio, y que además fueran de piedra arenisca, muy valorada para la realización de sillares, había provocado un proceso de degradación, que sumado a las afecciones propias de la acción meteorológica y biológica, provocaron una situación un tanto alarmante, con procesos de pérdida de material areniscoso en las superficies, afecciones por formación de colonias de líquenes, e incluso fracturaciones intencionadas debidas a la acción de personas que sólo veían en ellos material de construcción.

La recuperación promovida por la Asociación para la Defensa de Valdeolea (Adeval) ha permitido devolver el carácter de hitos en el paisaje a estas estructuras pétreas, además de efectuar una puesta al día de sus condiciones de conservación. Además, se ha potenciado el conocimiento y respeto de estos elementos entre la población del municipio, cuestión de enorme importancia, y se ha conformado un destino cultural de interés para el visitante con esta ruta de los menhires.

El proyecto persigue una serie de objetivos encaminados a la protección y conservación del conjunto de menhires del municipio de Valdeolea y a su puesta en valor como un activo cultural de primera línea, a escala municipal y regional.

Con ello se pretende, a la vez que se han puesto los medios para que estos elementos megalíticos no siguieran degradándose, la creación de una primera oferta consolidada de turismo cultural en Valdeolea, la cual deberá completarse en el futuro con la puesta en marcha de otros proyectos similares en las diversas manifestaciones arqueológicas e histórico artísticas que alberga el municipio. El significado de los menhires de Valdeolea continúan siendo una incógnita. 
                Maxi de la Peña

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